Dios es nuestro reposo y sustento

Cuando muchas cargas nos han tirado por el cansancio o por la derrota, aún tenemos la mano poderosa de Dios que nos levanta, por eso es por lo que en cada aflicción de la vida y en todo lo que pesa sobre nosotros debemos buscar la ayuda de Dios, porque siempre está dispuesto a darnos el reposo necesario para estar bien y para vivir bien.

«No dejemos que el pecado y las tribulaciones nos agobie al grado de perderle sentido a la vida, o de tal manera, que ya no exista en nosotros la oportunidad para el gozo, porque si son muchas nuestras cargas, Dios puede con todas ellas y más. Debemos comenzar aceptando la necesidad que nuestra vida tiene de Dios y que no podemos vivir independientes de nuestro Creador.»

Si no ponemos en Dios nuestras preocupaciones estas nos pueden llevar a la ruina física, emocional y espiritual, porque cuando vivimos siendo presa de tantas aflicciones, satanás se aprovecha de tal manera que comienza a secar nuestra vida desde el interior, nos vuelve pasivos en la fe, y así pasamos a formar parte de la gran lista de personas depresivas, quienes ya han perdido toda ilusión y esperanza.

Si Dios ha permitido situaciones complicadas, con las que nos cuesta tratar, es porque quiere que clamemos a él, ya que nunca ha dejado sin su favor a quienes lo buscan con humildad, en obediencia y confiando en su inmediata intervención.

Si lo que más nos preocupa hoy es el pan que necesitaremos mañana, recordemos la promesa, que Dios sustenta, que Dios provee y que para él valemos como lo más importante que ha creado. Aprendamos en medio de las crisis a saber que no estamos solos, que Dios está con nosotros, pero esto implica también, que prestemos atención con toda diligencia y responsabilidad a nuestra comunión con él.

Cuando aprendemos sobre lo que hace Dios, también recibimos el conocimiento de quién es, por lo cual, esto demanda reverencia y sometimiento voluntarios a su autoridad y voluntad. Cuando somos conscientes de lo que Dios nos ofrece estaremos bien, porque también seremos conscientes de lo que él demanda. Así que hoy podemos poner todas nuestras cargas en Dios para estar descansados, firmes y satisfechos.

Compartir