Lo que nos hace falta para que nuestra vida esté satisfecha, podemos buscarlo hoy en el nombre de Cristo Jesús y lo recibiremos. Nuestros anhelos para que Dios sea glorificado en nosotros y con nosotros mediante la respuesta a nuestras necesidades, podemos lograrlo a través de la oración, pues lo que realmente buscamos cuando oramos es que la respuesta de Dios sea para su gloria y para nuestra edificación.
«En nuestras oraciones no debemos dirigirnos directamente a Dios, debemos clamar en el nombre de Cristo Jesús, porque Cristo es el mediador entre Dios y los hombres. Cristo es el que nos unió al Padre celestial, por su infinita gracia alcanzamos la misericordia y el amor de Dios, él ha asegurado para nosotros todas las bondades y promesas de Dios.»
Orar en el nombre de Cristo no significa esto una simple mención que nos ayude, en verdad, cuando concluimos nuestra oración en el nombre de Jesús, no estamos utilizando una fórmula mágica, más bien es, que todo lo que pedimos lo hacemos sobre la base de los méritos de Cristo, es decir, confiamos en que la muerte de Cristo y nuestra fe en él nos dan los derechos de hijos, por lo que podemos pedir a nuestro Padre celestial y él satisfacerá nuestras necesidades, principalmente las espirituales.La base de nuestra fe y de nuestra comunión con Dios es Cristo, por eso es que realmente, cada vez que oramos confesamos nuestro credo, manifestamos que Cristo es la solución de nuestra vida, y es así como no debe faltar la confesión y la gratitud en nuestras oraciones; la confesión porque reconocemos que Cristo es la solución para todos nuestros problemas, siendo el problema de pecado el más grande, pero que Cristo lo resolvió en con su muerte. En cuanto a la gratitud, precisamente, por nuestra salvación siempre tendremos motivos para agradecer. Es así como al orar manifestamos de manera anticipada, que departe de Dios y en el nombre de Cristo siempre recibimos lo mejor, y de esa manera nuestro gozo será abundante.