Cuando tenemos esperanza en Dios y nos sentimos protegidos por él, brotará desde nuestra alma la calma que nos hará estar tranquilos, sin sobre preocupaciones, y no perderemos la dicha de vivir disfrutando la vida pese a las tribulaciones.
«La noche fue hecha para descansar, sin embargo, cuando estamos preocupados o con miedo se hace imposible dormir tranquilos o conciliar el sueño. Es normal que nos preocupemos por muchas cosas, pero esta preocupación debe ser controlada con la confianza y dependencia en Dios.»
Cuando confiamos en Dios es porque nuestro conocimiento de quién es y de lo que hace nos queda claro por la palabra revelada, cuando no conocemos a Dios nos es imposible saber que en verdad él tiene cuidado de nosotros y vela por nuestro bien.La tranquilidad que emana de nuestra alma es por la bendición del perdón, el cual se disfruta desde lo interno y se hace externo en cada momento de nuestra vida, a la vez, que el perdón, que nos es dado por Dios nos hace estar en una estrecha comunión con él, es así cómo podemos enfrentar las adversidades, porque si estamos bien con Dios todo puede ser superable. De aquí el interés por atender responsablemente nuestra comunión con Dios a través de Cristo, quien nos da la dicha de contar con su gracia, por su obra realizada en nuestro favor en la cruz del calvario.Hoy es momento para esperar en Dios, para confiar que la adversidad que estamos enfrentando no supera a Dios y que nada lo superará, porque que él tiene la solución para todo. Esperemos en sus promesas, que nunca estaremos bajo el poder del mal, y esto porque cuando ponemos nuestra vida al cuidado de Dios, lo manifestamos a través de la oración ferviente, y es así como nuestras noches pueden estar tranquilas y podemos dormir seguros.