No tengamos miedo ante las dificultades que hoy enfrentamos

Cuando nos sentimos solos es porque no reconocemos la presencia del Todopoderoso, no honramos su nombre y no le correspondemos como es debido, ya que él nos creó y no redimió para sacarnos del poder destructor del maligno. Quienes no confíen en Dios a través de Cristo estarán cundidos de miedo y en una condición de vida desventurada y fatigada hasta al cansancio, por no tener la compañía y el soporte de Dios.

«Dios nos da una condición favorable para que el miedo no gobierne nuestra vida en medio de las tribulaciones, pues aunque las cosas sean muy complicadas debemos aprender a tener confianza en que Dios maneja todo para sus propósitos y para el crecimiento de sus hijos. Dios es capaz de crear momentos de bendiciones en medio de una tempestad, por esto es, que Dios permite que sus hijos sean azotados por las adversidades, porque de ante mano dispone lo necesario para ayudarnos a permanecer firmes.»

El miedo sin control en nuestra vida manifiesta la ausencia de la fe, lo cual hace que nuestras vidas tengan su soporte en otro lado, que nuestra dependencia sea terrenal y que no estemos en conformidad con la voluntad de Dios. Por todo esto, nuestra vida no es estable y no hay seguridad en nuestro diario vivir. Si nuestra vida está en descontrol por todo los sufrimientos que ahora mismo enfrentamos, debemos prestar atención a las promesas y manifestaciones de Dios, y debemos tener la seguridad que él está con nosotros y siempre ve por nuestra causa para que estemos bien.

Debemos aceptar a Dios como nuestro compañero fiel, como nuestro soporte en los peores tiempos, para esas ocasiones en que por nuestra flaqueza, cansancio y debilidad no podemos estar de pie, ni mucho menos caminar en buenos propósitos. La presencia de Dios se manifiesta en quienes buscan su ayuda, para esos tiempos en los que estamos solos y sin posibilidades de seguir adelante, cuando las circunstancias nos rebasan y es imposible enfrentarlas solos. Por eso Dios nos pide no tener miedo, más bien debemos confiar y aceptar el bondadoso ofrecimiento de su ayuda.

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