El que duda no persevera en Dios y le va mal

Seamos firmes en Dios mediante la fe, porque cuando somos indecisos no estamos seguros de Dios, además dudamos de todo el bien que Dios ofrece. Sin la fe viviremos la vida a nuestro propio criterio, nuestras daciones y acciones estarán lejos de querer buscar agradar a Dios. Dios está dispuesto para bendecirnos, pero no debemos dudar.

«La persona que duda no busca el bien que su vida necesita en Dios, por lo cual, nada puede recibir de Dios de manera especial como fruto de la fe. No podemos negar que en la bondad de Dios, aun los incrédulos son beneficiados, pues Dios derrama la lluvia sobre buenos y malos; la gracia común asiste también a los que no tienen fe. Si no atendemos nuestra fe para que aumente, seremos indiferentes al poder y a las promesas de Dios, por lo que, nuestro corazón estará vació de Dios y nunca serán suplidas nuestras necesidades espirituales y materiales.»

Siempre estamos a riesgo de actuar como incrédulos al dudar de tener la respuesta de Dios cuando oramos, o incluso, cuando dejamos de orar. Esta es una realidad con la que tenemos que tratar diligentemente, pues si no lo hacemos la pobreza espiritual nos hará vivir una condición de vida muy triste, y más compleja es la situación para los que no tienen fe, pues ellos están sin Cristo y muertos espiritualmente, lo que también provoca que no disfruten lo mucho o lo poco que tienen como bienes materiales.

Dios conoce nuestra necesidades pero espera nuestra oración, porque la oración es la manifestación de nuestra fe, y si no actuamos así no vamos a poder participar de las bendiciones especiales de Dios, pues sin fe tampoco atribuimos a Dios los beneficios recibidos, y si no hacemos esto, es por no reconocer, y conocer a Dios, lo cual nos hace muy mal, ya que podemos tener muchas cosas materiales, pero si no tenemos a Dios en nuestra vida, es como si no tuviéramos ningún bien, porque nuestra condición de vida será de todas maneras triste y miserable.

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