Cristo nos libra de la ira de Dios y nos da vida eterna

El que no cree en Cristo como el único salvador no experimentará sus goces y deleites. Además, la ira de Dios permanece sobre tales personas, mas los que responden con fe a la manifestación del amor de Dios a través de Cristo reciben la salvación y la vida eterna.

«Cristo vino al mundo para salvarnos por su sacrificio en la cruz, él tomó nuestro lugar para recibir por nosotros el castigo por el pecado, por eso es que al creer en él quedamos absueltos de la muerte eterna como castigo por nuestras maldades. La evidencia de creer es una vida renovada y relacionada con Cristo, es la renuncia a nuestro yo, al mundo, somos liberados del mal de satanás para vivir únicamente para la gloria de Dios.»

La vida eterna se da a los que tienen una fe permanente en Cristo. La salvación no es para los que solamente experimentan emoción sin convicción por la fe dada mediante el Espíritu Santo. La salvación no es para los que sólo “creen” en Jesús como obrador de milagros y no como salvador. La evidencia de los que creen en verdad en Cristo, es que no sólo buscan sanidad, para ellos lo más importante es la santidad, se interesan más en el reino de Dios y no en las añadiduras.

Lo contrario de una fe permanente es la desobediencia; esto es, la negativa a aceptar a Cristo con una fe verdadera y permanente. Este vil rechazo del Hijo de Dios quien se presenta ante los pecadores con la invitación para recibir la vida eterna y con la demanda de “confiar y obedecer”, tiene como resultado el castigo eterno. Aceptemos el regalo gratuito de la salvación y disfrutemos espiritualmente a Cristo en nuestra vida, con la esperanza de verlo un día cara a cara.

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