
El cristiano es el único que puede hallar alivio y un gran regocijo en tiempo de angustia y tristeza, pero claro está, porque tiene la esperanza en Dios, quien nos puede guiar aún más allá de la muerte y por la manifestación de su amor y sus bondades en el presente.
«Ciertamente, la tribulación puede ser muy grande, pero más grande es el efecto del amor de Dios en nuestros corazones, pues nos ha salvado en Cristo.»
Espíritu Santo quien es el consolador nos hace saber en nuestro interior que somos salvos; el Espíritu Santo es esa voz espiritual que tiene la capacidad de causar efecto positivo en nuestra vida en los peores momentos, porque nos recuerda lo que poseemos en Cristo y todas las promesas que se nos han revelado.Nuestra comunión con Dios no debe disminuir en ninguna circunstancia de la vida, y el conocimiento y aceptación de que su voluntad es buena, nos debe ayudar a aceptar que lo que está sucediendo está bajo el control de Dios para darnos algún bien espiritual, que todo es usado para nuestra salvación, por tal motivo debemos agradecer.Cuando oramos sin estar agradecidos con Dios, significa que no confiamos en él, y si no confiamos nuestra oración no puede elevarse a su presencia. Aprendamos a depender de Dios con la certeza, que cualquiera que sea su voluntad siempre es para el bien de nuestra vida a aquí, y para asegurarnos la salvación y la vida eterna en la vida venidera.