Dios siempre está dispuesto para ayudarnos con amor paternal

Dios se preocupa y se ocupa de nuestra debilidad y fragilidad; ante el pecado nos provee su gracia y ante las necesidades físicas también nos fortalece y nos sustenta.

“Cuando reconocemos nuestra condición de vida, en donde solos no podemos estar bien, Dios nos da firmeza y podemos tener mejores días.”

Cuando padecemos en el espíritu y en cuerpo conocemos más a Dios, porque siempre tiene su poder y su gracia disponible para hacernos fuertes en la tribulación y cuando somos tentados por el mal.

Dios nos cuida como un padre cuida a su hijo, nos toma de la mano y nos ayuda a caminar cuando no sabemos o cuando el camino es cumplido. Pero también, así como un niño en su desarrollo físico reconoce a su padre, clama por su ayuda y aprende a respetarlo, nosotros debemos madurara espiritualmente bajo el temor de Dios, debemos saber buscar su ayuda y sujetarnos a su voluntad.

No existe ninguna necesidad en la que no podamos ser asistidos por Dios, ya sea en lo físico y en lo material, él tiene todo lo que nuestra alma y nuestro cuerpo necesitan, busquemos todo en el y aprendamos a recibir lo que en su perfecta voluntad quiere darnos, porque como buen padre nos dará lo mejor, aunque algunas veces esperemos otra cosa.

La compasión de Dios no tiene límites, por eso es por lo que, cuantas veces lo busquemos y le pidamos, lo encontraremos y nos atenderá. Procuremos reverenciar siempre ha Dios sujetos a su autoridad, porque tal cosa es caminar con él, y cuando así vamos en la vida, no nos sentiremos desprotegidos, ni sin provisiones.

Compartir