Por Cristo tenemos vida eterna

Mediante el evangelio se nos ofrece a Cristo como salvador, el aceptar de corazón y con fe este ofrecimiento nos da vida eterna, el rechazarlo es continuar bajo la ira de Dios esperando en el futuro el juicio y castigo eterno.

“Dios nos ha dado vida eterna, la cual disfrutamos desde el momento en que ponemos nuestra fe en Cristo, Cristo es la vida eterna en nosotros, de tal manera, que aun cuando muramos físicamente nuestra alma goza siempre de esta vida eterna, pero también, nuestro cuerpo resucitará glorioso cuando Cristo venga por su iglesia a la tierra, es cuando también comenzará la plenitud de nuestra vida en Cristo.”

El único modo de recibir la vida eterna es creyendo en Cristo, porque sólo por la gracia de Cristo podemos nacer de nuevo en él. Al participar de la naturaleza de Cristo dejamos la naturaleza pecaminosa de Adán. Este es el propósito de Dios para nosotros hoy; que tengamos vida nueva, que nos sea imprimida su imagen a través de Cristo, imagen que perdimos cuando caímos bajo el poder de la muerte por causa del pecado.

La vida eterna con Cristo es comunión con él y comunión con el Padre, por eso es por lo que, cuando la vida eterna en Cristo nos es implantada por el Espíritu Santo también recibimos el Espíritu del Padre, por esto mismo, podemos llamarle a Dios Papá. Esta unión con Dios es inseparable, pero también debe ser cultivable, es decir, todos los medios de gracia y de comunión que tenemos en Cristo, debemos usarlos, así como también debemos orar en el nombre de Cristo.

Lo contrario a todo estos es que, el que no tiene al Hijo de Dios, es decir, el que no crea que Jesús es el Cristo el Hijo de Dios nunca poseerá la vida eterna, y en su lugar enfrentará la muerte eterna como castigo y como consecuencia por el pecado. Si tener vida eterna es unión eterna con Cristo, la muerte eterna es la separación total y eterna entre Dios y los incrédulos. Por eso es por lo que, así como Dios no se acuerda más de nuestros pecados cuando confesamos a Cristo, jamás se acordará de los incrédulos cuando los creyentes hayan recibido la consumación de la vida eterna en Cristo.

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