La manera perfecta para conocer a Dios

No podemos conocer a Dios totalmente en su ser ni en su hacer, sólo nos es posible conocerlo en cuando a lo que nos ha querido revelar de él, y en esta revelación divina mediante la obra de creación y de providencia, Dios nos ha dado a conocer su poder, sabiduría, amor y muchos otros atributos.

“Para nuestra salvación es necesario conocer a Dios y relacionarnos con  él, por eso se nos da a conocer de una forma especial y suficiente para que se logre ese buen propósito en nuestra vida.”

Nosotros no podemos descubrir los secretos de Dios,

sólo podemos conocer el propósito que él quiere darnos a conocer, y en este sentido, su propósito es nuestra salvación y bendecirnos todos los días para que le adoremos y disfrutemos de él para siempre, a pesar de los tiempos difíciles. En el libro de Job hay dos preguntas: “¿Descubrirás tú los secretos de Dios? ¿Llegarás tú a la perfección del Todopoderoso?” Job 11:7. La respuesta es que podemos conocerlo cada día más y nos gozamos más en él, pero nuca lo conoceremos en su totalidad.

En el intento por conocer a Dios y relacionarnos con él no debemos hacer imágenes mentales o con cualquier material porque Dios es Espíritu, pero aun así se deja sentir y se manifiesta en nuestra vida, de tal manera que podemos disfrutar su presencia y sus favores todos los días. En el libro del profeta Isaías se hace una preguntas con el propósito de enseñarnos a actuar correctamente en el propósito o deseo de relacionarnos con Dios: ¿A qué, pues, haréis semejante a Dios, o qué imagen le compondréis? Isaías 40:.18.

Aunque se tenga el deseo, o la necesidad de entrar en una vida de comunión con Dios, aunque el deseo sea bueno, si no hacemos lo que es correcto para esto, y si no nos es dada del cielo la gracia de Dios para conocerlo, todo intento por parte nuestra será inútil y además pecaminoso. Cristo nos hizo saber la necesidad de conocer a Dios y nos dio la forma perfecta para conocerlo: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.” Juan 17:3. “Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.” Juan 14:7

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