La vida eterna es un don gratuito y el que la recibe la tiene ahora y para siempre. Por lo tanto, aquí disfrutamos esta vida que será más gloriosa cuando estemos con Cristo cara a cara.
“Este regalo maravilloso se recibe al creer que Cristo es el salvador, pero esto no es sólo una confesión de labios, o un simple conocimiento religioso, es la convicción del corazón para entrar en una vida de comunión con Dios, para nacer de nuevo, por lo que esta experiencia, es también un cambio de vida que se hace evidentes a todos.”
Nuestra vida nueva es impartida en Cristo y sostenida por él, porque él fue el que murió para que nosotros pudiéramos vivir espiritualmente, pago con su vida el costo de nuestra salvación. En Cristo somos sostenidos porque nos liberó de la maldición del pecado, es decir, aunque físicamente muramos, volveremos a vivir al resucitar, ya que precisamente, Cristo venció a la muerte cuando se levantó de la tumba.
La vida que Cristo nos da, nadie ni nada nos la puede quitar, puesto que satanás ha sido vencido, su obra fue derribada de nuestra vida, y ahora al creer en Cristo él toma el gobierno espiritual de nuestro corazón.
Ni siquiera el pecado nos puede hacer perder la salvación, pues en Cristo siempre obtenemos el perdón. Esto no implica que podemos salir corriendo a pecar, más bien, es todo lo contrario, ya que el que reconoce que la salvación es por gracia y el que en verdad ha tenido un encuentro con Cristo, está agradecido, gozoso y deseoso por consagrarse más.
Nada por muy bueno que parezca puede darle a nuestra vida completa felicidad y promesas para la eternidad, por eso debemos centrar nuestra vida en Cristo, vivir para su gloria y entorno a su voluntad y propósito, pues esto es lo que implica también creer.
La vida del que cree en Cristo la deposita en él, porque sólo al creer en él es que podemos confiar para depender totalmente de su gracia en donde sí encontramos la satisfacción física y espiritualmente. De este modo es que podemos disfrutar la vida eterna en Cristo, aquí, ahora y en la gloria venidera.