El sacrificio de Cristo por nuestros pecados es perfecto

El sacrificio de Cristo para perdón de nuestros pecados es perfecto, único y eficaz. Cristo mismo fue sacerdote y ofrenda, por eso es por lo que él y su sacrificio fueron recibidos en el cielo con total agrado, ya que tanto la ofrenda como el sacerdote son perfectos en todo el sentido de la palabra, por lo mismo es suficiente para perdonar todos nuestros pecados del pasado, presente y futuro, porque también es aplicado en nuestra vida pecaminosa por el poder de Dios a través del Espíritu Santo.

“Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios,” Hebreos 10:11-12

La obra de los sacerdotes terrenales era interminable, no podía detenerse en ningún momento, pero ni aun así era suficiente para cubrir el pecado y quitar la maldad. Sin embargo, Cristo vino al mundo para asegurarnos mejores promesas por los resultados espirituales de su cruz, y además está ahora mismo no en un tabernáculo hecho por manos humanas, sino en la presencia de Dios intercediendo por nosotros.

Sólo por la fe en Cristo podemos ser libres en el poder de su sangre de todos los pecados que cubren totalmente al ser humano y lo mantienen bajo maldición. Por Cristo somos perdonados, restaurados, y fortalecidos, así el pecado no se enseñorea más de nosotros, ya que también el poder de satanás es quebrantado. Al salir de la muerte espiritual y eterna por Cristo, recibimos y comenzamos a disfrutar la vida eterna, con la esperanza de reunirnos en el futuro de manera personal con nuestro salvador.  

Compartir