Trato de amor

El amor no pone en peligro a nadie, porque exalta las virtudes y tolera los defectos. El deseo de Dios es que siempre nos ayudemos a crecer juntos, que nos tengamos compasión y que todas nuestras acciones sean buenas a fin de bendecir a todos. Cada talento y capacidad que tenemos es la provisión de Dios para que nos sirvamos mutuamente en lo material y espiritual.

Cada vez que desarrollamos nuestro roles y oficios, Dios espera nuestra fidelidad en ello, porque de esta manera le hacemos bien al prójimo; cuando ejercemos nuestros talentos espirituales ayudamos en el crecimiento de los miembros del cuerpo de Cristo, cosa que es necesaria y de muchas bendiciones para nuestras vidas. Por eso es por lo que debemos aprender a amarnos en Cristo, porque cuando crecemos en esta área de la vida tendremos relaciones sanas y edificantes para la gloria de Dios y para nuestro disfrute en la vida.

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