El hombre sin Dios vive en completa oscuridad, dando tumbos, levantando los brazos y abriendo las manos para tratar de adelantarse a los peligros que pudieran estar al frente, tratando de agudizar los sentidos, estando alertas. Pero aún más, la oscuridad en la vida de una persona es por su ceguera espiritual por causa del pecado.
Pero cuando Cristo vino entró como una luz en nuestra vida, no solo mostrándonos los peligros de esta vida y la muerte que nos deparaba, sino iluminando nuestra existencia para ir hacia donde es bueno y correcto. Jesús es la luz que el mundo necesita para saber ir hacia dónde Dios quiere que vayamos, sabiendo la Verdad y obteniendo la Vida. Que Cristo venga a nuestra vida y la haga resplandecer como el sol del mediodía. Que así sea.