El mundo nos ofrece supuestamente lo mejor, pero a cambio pide nuestro amor. Este es el mundo que en su sistema se opone a Dios bajo el gobierno del enemigo de nuestra alma, por eso es por lo que al someternos a este modo de vida mundano nos constituimos enemigos de Dios y, por lo tanto, no podemos disfrutar de su amor manifiesto con bendiciones eternas.
No busquemos nada en el mundo influenciados por el mal, porque todas las cosas son pasajeras, mas lo que no es pasajero, es el castigo divino por despreciar su amor mostrado en la cruz del calvario con la muerte de Cristo y derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo.El amor de Dios nos basta para estar bien, es la fuente de nuestra eterna salvación y ahí podemos hallar lo que necesitamos para cualquier momento de la vida. Recordemos estas palabras; “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo…” 1 Juan 2:15