No estamos solos en las luchas de todos los días

Las luchas contra el enemigo de Dios y todas las tribulaciones con las que tenemos que lidiar día a día no deben ser el motivo de nuestra tristeza, ni tampoco razón para renunciar a nuestra fe, porque siempre que andemos en la senda correcta no nos abandonará el bien y la misericordia de Dios como la manifestación de su presencia.

Si Dios camina con nosotros es porque no quiere que nos sintamos solos, ni que estemos luchando con nuestra propia fuerza. No tengamos miedo en nuestras batallas y adversidades cotidianas, ni en lo espiritual, tampoco en lo material.

Mejor cuidemos de ser reverentes a la presencia de Dios, honremos su nombre al confiar en sus promesas y al recibir de todo corazón su palabra que nos dirige, para seguir firmes y con esperanza hasta la gloria eterna. Recordemos estas palabras que te dice Dios; “…siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.” Isaías 41:10

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