No despreciemos lo más importante

Nos cuesta mucho hacer pausas en nuestros quehaceres, y hay veces que cuando se da es involuntariamente, ya sea por alguna enfermedad o por el cansancio excesivo. Lo cierto es que una persona afanada, aunque haga muchas cosas llegará a perderle el sentido a lo más importante, o tal vez nunca encuentre el verdadero sentido de la vida.

“Lo más importante de esta vida no es cuánto hacemos, sino lo que somos, lo cual depende de nuestra situación espiritual y de nuestra comunión con Dios en Cristo, ya que en verdad esto es lo que definen nuestra verdadera realidad y calidad de vida.”

Por esto es por lo que, aunque hagamos muchas cosas en esta vida, si no aprendemos a confiar en Dios estaremos siempre afanados y dependiendo de nuestros logros, al final todo esto es vanidad porque pronto pasará.Para no descuidar lo más importante recordemos las palabras de Jesús; …Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, …” Lucas 10:41-42Hagamos una pausa para escuchar la voz de Dios a través de su palabra, y para que Dios escuche la nuestra mediante la oración; dejemos que nuestra vida sea guiada por su Creador y Salvador, busquemos siempre su ayuda y la provisión más importante que nuestra alma necesita.Detenernos en los muchos quehaceres no es perder el tiempo, cuando se trata de atender nuestro ser en Dios, porque si es así en lo mucho, o en lo poco que hagamos aprenderemos hacerlo para su gloria y también será para nuestra salvación y gozo eterno.

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