No nos cansemos de orar y oremos bien

La oración es sin cesar porque siempre estamos necesitados de Dios, pero también porque nunca debemos desesperarnos al pensar que Dios tarda en responder. Orar perseverantemente tampoco debe tener la intención de manipular la voluntad de Dios, más bien, es la muestra que seguimos confiando que Dios responde cuando quiere y como quiere, pero que siempre sus bondades son en nuestro favor.

En el tiempo de la espera debemos asegurarnos de estar pidiendo bien, es decir, que nuestra petición sea una oración eficaz acompañada de la fe y con el propósito de que todo redunde para la gloria de Dios, así sea en el mínimo detalle de lo que estamos buscando. Incluso, debemos considerar la oración como una plática con Dios en donde disfrutamos su presencia y sentimos su tierno amor, de esta manera ya nuestra oración habría valido mucho, y tal cosa también nos ayudará a esperar en la voluntad de Dios.

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