De acuerdo con el diario mexicano MILENIO, en la Ciudad de México el alza de contagios por la pandemia está provocando que pacientes hagan largas filas esperando ser atendidos, mientras otros aguardan para saber algo sobre la condición de sus familiares internados.
“Por esto es por lo que debemos considerar tomar todas las medidas sanitarias, ya que este virus en realidad pone en peligro la vida, no solo de una persona, sino la de toda la familia. Sigamos orando a Dios por protección, sanidad y santidad, pero también debemos ser responsables y prudentes.”
Hay una promesa maravillosa de Dios para este tiempo, a la que debemos aferrarnos poniendo nuestra fe en Cristo nuestro salvador y mediador. 2 de Crónicas 7:14 dice; “si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.”Debemos humillarnos delante de Dios reconociendo nuestros pecados y la necesidad de ser asistido con la gracia de Dios en Cristo. Hay que confiar que Dios tiene el poder sanador que el cuerpo y la tierra necesitan. Todos los que se han olvidado de Dios deben volver a él, dejando el estilo de vida que lo deshonra. Debemos quitar del corazón toda idolatría y materialismo que ocupa el lugar de Dios en nuestros corazones.Es tiempo para dedicar nuestro tiempo y vida a Dios, quien debe ser lo más importante, y a quien debemos someternos para hacer su voluntad, para que en cada momento de la vida le glorifiquemos, y aprendamos a depender de él. Recordemos que no somos amos y señores de la vida, somos creación de Dios y nos da la oportunidad de ser sus hijos, si creemos en Cristo y nos arrepentimos de nuestros malos caminos. Que no se nos olvide, que sólo Dios puede sanar la tierra y, que de nuestras acciones también nos pedirá cuantas, por eso hoy, arrepentidos de pecar debemos orar y buscar su rostro.