Que no nos gane la tristeza por las cosas que no tenemos o no hemos logrado, mejor gocémonos en la presencia de Dios que es mejor, y en lo que él nos ofrece como más valioso y eterno. No dudemos que Dios es perfecto en su proceder, por eso las cosas que no quiere para nosotros en realidad no las necesitamos, y todo lo que dispone, aunque nos ponga triste, en verdad es conveniente, por eso debemos vencer la tristeza con el gozo, resultado de la perfecta voluntad de Dios.
Que ninguna adversidad nuble nuestros anhelos, pero también consideremos que nuestros deseos pueden ser diferentes a los de Dios, por lo cual, seamos flexibles en ello, dóciles y obedientes para conformarnos a su voluntad. Por esto es por lo que al final lo más importante es lo que Dios dispone para la vida, y esto hay que aceptarlo de buena gana, confiando que nos hará vivir el bien mayor y nos regocijaremos en el Señor.