El verdadero sendero de la vida plena

Ningún propósito egoísta nos dará felicidad y satisfacción, mucho menos cuando actuamos indiferentes ante Dios, cuando vivimos despreciando el medio que ha establecido para unirnos a él y vivir en el propósito con el que nos creó. Dios es la razón de nuestro existir y sólo a través de Cristo podemos ser guiados a la vida plena.

«No somos arquitectos de nuestro propio destino, es Dios el que ha trazado nuestra vida, por eso necesitamos de él para encontrar el rumbo de bendición. Todas las capacidades que tenemos vienen de Dios y nos las ha concedido con el propósito de que seamos prospero con ello, pero esto será así hasta que lo reconozcamos como el que se merece la adoración y que vivamos para su gloria. Sí podemos construir la vida, pero en el fundamento de Dios, pues la vida se origina en él y sólo puede ser sostenida por él.»

No culpemos a nadie de nuestros fracasos y desaciertos, porque todas las cosas son posibles cuando fijamos nuestra mirada de fe en Cristo, por el podemos salir de la miseria, dirigirnos correctamente en esta vida hacia lo venidero, disfrutando cada instante aun que se vean difíciles las circunstancias. Esta vida no fue diseñada por Dios para vivir siempre renegando, lamentándonos o murmurando, hay un propósito maravilloso, pero para hallar este propósito debemos volver a Dios, y la única vía para esto es Cristo.

Por causa del pecado todos quedamos perdidos, bajo mentiras y muertos espiritualmente, pero Dios en su infinita gracia hoy nos asiste con el evangelio; con la persona, palabras y obras de Cristo, así podemos caminar por el sendero correcto, llanos de vida y dirigidos a Dios, a una comunión plena y permanente. Esta relación con Dios hoy es posible y necesaria, porque, aunque nuestro paso por esta vida es momentáneo Dios espera de nosotros adoración y fidelidad, y esto nos hará vivir su propósito de vida, porque la voluntad de Dios en Cristo es que vivamos bien y que tengamos esperanza de todas sus promesas eternas.

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