Son grandes y abundantes la misericordia y fidelidad de Dios

Dios siempre ha pactado con la humanidad y se ha relacionado con el propósito de salvar, recordando que él es el creador y que su grandeza lo sobre pasa todo, y en la caída humana se revela como el Dios de misericordia que levanta al caído y restaura todas las cosas. La misericordia de Dios es más grande que nuestra miseria y está por encima del pecado.

«A través de Cristo Dios nos dio el medio para que podamos conocer sus bondades y nos sean aplicadas sus misericordias, pues todo lo que Cristo enseñó, realizó y su obra en la cruz mostró perfectamente el amor de Dios, aun cuando lo único que merecíamos era el juicio divino por malgastar todas las bendiciones y cualidades que nos fueron dadas por el creador para que le adoráramos, pero también para que disfrutáramos de él para siempre.»

La peor miseria es el estado caído del ser humano, y el atributo más grande de Dios es su misericordia, por eso es por lo que satanás es derrotado en su intento de destruir a la humanidad, porque, aunque logró provocar la caída, Dios en su gran misericordia nos concedió el medio para ser levantados y restaurados, por su pura misericordia nos proveyó a un salvador, por el que somos perdonados y recibimos la vida eterna.

Jamás nadie puede destruir el buen propósito de Dios en nuestras vidas, porque eso equivaldría a la destrucción de Dios mismos, lo cual es imposible. Cada promesa de Dios y cada acto de misericordia anunciado tuvo su cumplimiento en Cristo, y su eficacia en la vida también depende de la perfecta obra de Dios. Así que podemos tener la certeza de que todas las cosas que emanan de Dios para nuestra salvación estarán por encima de cualquier intento de satanás por destruirnos, pues la misericordia de Dios y su fidelidad son más grande que el cielo.

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