La gracia es el favor de Dios que no merecemos por nuestra mala actitud que lo deshonra, y originalmente por el pecado que heredamos, sin embargo, Dios se complace así mismo cuando nosotros debiéramos corresponderle, pero como no podemos, y por lo mismo, mereciendo sólo su ira y castigo, él decide bendecirnos con sus bondades, las cuales logra a través del trato que nos da por medio de Jesucristo. Aún en los peores tiempos de Juicios no está ausente la misericordia de Dios, ya que siempre nos da la oportunidad del arrepentimiento y la conversión a él.
“Porque esto me será como en los días de Noé, cuando juré que nunca más las aguas de Noé pasarían sobre la tierra; así he jurado que no me enojaré contra ti, ni te reñiré. Porque los montes se moverán, y los collados temblarán, pero no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz se quebrantará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti.” Isaías 54:9-10 RVR1960
Aunque el mundo está pasando por tiempos de tribulaciones Dios no desampara a su pueblo y siempre está ofreciendo la salvación mediante el evangelio. Todo lo que promete para que podamos soportar las adversidades lo cumple, todas las bendiciones del pacto de gracia, el cual fue sellado con la sangre de Cristo nos alcanzan, porque todo lo que Cristo hizo fue completo y eficaz. Por esto, para los que creemos la ira de Dios está aplacada, ya que Cristo agradó a Dios y nos unió para tener comunión permanente.Desde el principio y en las primeras páginas de la Biblia Dios anuncia nuestra salvación, predice la muerte de un justo por los injustos, porque es la única manera de ser libres de la ira de Dios. El castigo divino cayó sobre Cristo totalmente, de tal manera que ya no le quedó más ira en Dios para los que confiamos en el salvador que nos proveyó. Dios prometió y anunció su gracia y misericordia, y eso hoy lo tenemos, porque si nuestros pecados son mucho y grandes, mayor es la gracia y más abundantes son las misericordias de Dios.Nadie de nosotros puede merecer la gracia de Dios, ni por nuestra propia cuanta podemos alcanzar la misericordia de Dios, es él el que nos vista en la miseria, nos levanta, nos saca de ese sitio y nos restaura hasta dejarnos a su agrado y para los propósitos de su voluntad. Cuantas cosas necesitemos de la gracia de Dios lo podemos lograr por Cristo, y cuantas veces necesitemos la misericordia de Dios para ser perdonados, Dios nos la concederá movido sólo por su misericordia.