Predicar a Cristo es una bendición que genera bendiciones

La predicación del evangelio es nuestro deber principal en la vida cristiana, es algo que debemos planear hacer, pero también se da naturalmente como resultado de vivir en la comunión con Dios a través de Cristo, es decir, nuestro testimonio nos convierte en testigos de Cristo, ya que se hace visible en la vida diaria lo que hay en el corazón. Nuestra gloria más grande es la presencia de Dios quien se revela en el mundo y en los corazones por el evangelio, por eso al gloriarnos en esta vida siempre debe ser en Cristo.

“Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y !!ay de mí si no anunciare el evangelio! Por lo cual, si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la comisión me ha sido encomendada.” 1 Corintios 9:16-17 RVR1960

Predicar a Cristo es una responsabilidad que nos ha sido otorgada por Dios, pero dicha responsabilidad es un privilegio, porque el ejercicio de este deber es el hecho de que Dios quiere usarnos como instrumentos de su reino para bendición de la humanidad.

Estas consideraciones deben ayudarnos a no gloriarnos en nosotros mismos por lo que hacemos en el servicio cristiano, pues no sería posible el honor de anunciar el evangelio si la gracia del evangelio no nos hubiera alcanzado, y ningún fruto lograríamos si dependiéramos de nosotros y no de Dios en esta preciosa tarea.

En el gran día del juicio final daremos cuentas ante Cristo de nuestra disponibilidad y fidelidad en la labor de la predicación. Por esto es por lo que, con total esmero, humildad y de buena gana hay que ser portadores del único medio de salvación, y gocémonos en esta bendición, pero también en la esperanza del supremo galardón o recompensa que Cristo nos dará.

No pongamos ningún pretexto, ni excusas para no predicar a Cristo, porque proclamar a el evangelio es la bendición más grande, no sólo porque Dios nos ha bendecido, nos bendice, y nos bendecirá por hacerlo, sino porque también con esto hacemos el bien supremo en la vida de los oyentes.

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