Confiemos en Dios y el se manifestará en nuestras vidas

La condición humana siempre será miserable, aunque tengamos bienes materiales, posesiones y poder. Sin la misericordia de Dios en la vida no se posee lo más importante y se continua bajo maldición esperando la condenación final. Cuando el ser humano reconoce humildemente su pobre condición, Dios lo rescata con su misericordia y derrama sobre él la gracia que salva y transforma. Cristo es la manifestación de la misericordia de Dios, y con él podemos estar en relación permanente para que nunca nos falten sus favores.

“En lo cotidiano de la vida enfrentamos los males que son propios de un mundo caído y por la pecaminosidad humana, pero Dios quien es tan bueno con nosotros y se ha relacionado a través de Cristo nos ofrece protección, por esto es por lo que, no debemos enfrentar solos nuestras batallas, ya que sin la presencia manifiesta de Dios seremos vulnerables ante el poder del mal.”

Debemos considerar que Dios siempre busca que confiamos más en él, que prestemos atención al ofrecimiento del evangelio, porque sólo con él está la fortaleza para resistir al maligno y soportar las tribulaciones. Cundo dependemos de Dios hasta las adversidades más difíciles nos han de ayudar para que la fe sea desarrollada, para que crezcamos más, y por lo mismo, también nos gocemos en Dios. Las adversidades sirven para ser más conscientes de nuestras debilidades y para reconocer que necesitamos a Dios en nuestras vidas.

Clamemos a Dios en medio de nuestras luchas para que nos proteja, y si hemos estado perdiendo las batallas de esta vida hay que pedirle que nos levante y nos de la victoria, porque la presencia de Dios es el refugio indestructible y es escudo impenetrable ante cualquier ataque de satanás. Si actualmente nos sentimos atrapados por el mal, si sentimos no poder contra las cosas que nos causan mal y si nuestra vida sigue bajo la miseria por estar bajo del poder de satanás, hoy Dios nos ofrece liberación, porque para eso vino Cristo al mundo; para destruir las obras de satanás. No vivamos más solos, pobres, caídos, ni enredados en el mal, confiemos en Dios y él nos ayudará.

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