Dios sí cumple

“Espérame a las ocho en punto” – y llegamos a las diez; “Te pagaré el día de quincena” – y pasan muchas quincenas y el pago no llega; “Yo le aviso por teléfono” – y lo olvidamos y nunca llamamos. En realidad, nosotros somos incumplidos, algunas veces de manera deliberada, por descuidos o porque en realidad no tenemos el control del tiempo ni de las circunstancias, es decir, aunque queramos ser cumplidos no siempre podemos.

Estas, y mil cosas más son las que a lo largo de la vida se presentan. ¡Que triste es, por ejemplo, que se diga que P.M., significa “puntualidad mexicana! “Y más triste aún es que los cristianos estamos incluidos en tales faltas de cumplimiento. Pero lo triste y peligroso está en que muchas personas llegan a pensar que Dios es como nosotros y que por ello duden de sus promesas.

Hermoso y consolador es, sin embargo, que sepamos con absoluta certeza que no es así y que podamos confiar plenamente en aquello que se nos ha prometido por parte de Dios. No haya nada que impida que Dios cumpla sus promesas, y también debemos recordar que para cada situación de nuestra vida Dios tiene maravillosas promesas.

Si hoy estás pasando por un tiempo difícil y no sabes como soportar y salir a delante, busca en Dios él te ayudará a resistir y te mostrará la salida. Pero también debemos aceptar que los buenos momentos que vivimos es gracias a Dios, porque él es bueno y porque para siempre es su misericordia y nunca falla en lo que nos anuncia como promesas y bondades.

Veamos alguna de las tantas promesas que Dios nos hace: Vida eterna. – 1 Juan 2:25; Vida presente y futura. – 1 Timoteo 4:8; Misericordia a millares – Éxodo 20:6; Su atención a nuestras necesidades. 1 Pedro 3:12; Nos ha hecho sus hijos. – Romanos 9:8; Tenemos el bautismo del Espíritu Santo. – Hechos 1:5; Herederos de bendiciones. – 1 Pedro 3:9; Corona por fidelidad. – Apocalipsis 2:10; Aceptación de Cristo. – Juan 6:37.

Entonces: ¿Qué podemos temer, hermanos? Apelemos únicamente a lo que Dios nos ha prometido. Él mismos se ha puesto a nuestro alcance y no puede decir NO a lo que ha ofrecido, siempre y cuando cumplamos fielmente con lo que de cada uno demanda. Que nunca se los olvide que la principal condición de Dios para que seamos bendecidos con sus promesas eternas y cotidianas es, que creamos en Cristo, así confiaremos, dependeremos y obedeceremos.

ORACIÓN: Oh, Dios, nuestro Padre celestial, ayudados a confiar plenamente en ti, a confesar que Jesús es nuestro Cristo. Que nunca dudemos de tus promesas, y que ellas nos sirvan para vivir tranquilos, en gozo, en paz y llenos de esperanza. En el nombre de Jesús nuestro Cristo lo imploramos.

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