No temamos, con nosotros está Dios

El camino de la fe siempre estará plagado de adversidades, satanás es el principal enemigo de Dios y de su pueblo, sin embargo, en esas luchas cotidianas Dios se glorificará y nos exaltará, pero para esto debemos confiar en Dios y creer que él nos ha de sacar adelante, porque cuando creemos en Cristo la victoria es segura. Dios des de el principio anunció que habría una lucha espiritual contra él mal, pero Cristo vendría a derrotar al enemigo, por eso en el debemos asegurar nuestra victoria y salvación.

“Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis.” Números 14:9 RVR1960

Siempre debemos clamar a Dios conforme a la palabra de la promesa y debemos esperar en esa palabra porque Dios siempre cumple. Esperar en la palabra de Dios es manifestación de confianza y de obediencia. Dios siempre galardona a los que se acercan a él en fe, creyendo en Cristo y abrazando todas las promesas que se cumplieron en la cruz y que se pueden manifestar en nuestra vida diaria y en la comunión con Dios mediante Cristo.

La desobediencia nos mantiene indiferentes a Dios y a sus planes de salvación, la desobediencia es parte de la influencia de satanás en la vida, por esto es por lo que debemos doblegarnos ante Dios, hay que aceptar a Cristo como nuestro Señor y salvador, así el poder del mal no tendrá influencia esclavizante en el corazón y podremos disfrutar las bendiciones de Dios que nos dan una buena condición de vida y perseveramos siempre en el camino de la fe recibiendo todas las promesas gloriosas. La desobediencia siempre mantendrá al ser humano lejos de Dios, y ser distantes con Dios nos hace sufrir la peor miseria, porque sin Dios uno está muerto espiritual sirviendo al mal destructor bajo maldición.

Dios siempre amparará a su pueblo le cumplirá sus promesas y nunca los dejará en el camino. Toda senda peligrosa está bajo el control de Dios y su presencia permanecerá en nosotros y con nosotros, confiemos que siempre nos guardará en su amor y nos infundirá fuerzas. En cada instante de nuestras vidas podemos contar con el consuelo de Dios. Así que, ninguna adversidad puede ser la razón de nuestra caída y destrucción, pero debemos asegurarnos de que nuestra fe sea genuina en Cristo y que siempre estemos perseverando centrados en su palabra.

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