
Jesús es el único que nos puede dar vida eterna y es el que sustenta esa vida. Esto quiere decir, que somos libres de la muerte espiritual y es posible vivir siempre en Cristo porque nos libera del mal destructor y mortal. Jesús nuestro Cristo es el que nos da la satisfacción verdadera y duradera cuando participamos de él, cuando creemos en él y lo recibimos en nuestras vidas. Cristo en nosotros es la vida en plenitud.
“Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.” Juan 4:13-14 RVR1960
No enfoquemos nuestro vivir diario sólo en lo material, porque lo físico y material pasan y tampoco nos permiten vivir con gozo duradero en esta vida ni en la venidera. Debemos aceptar que las cosas no son suficiente para que nuestra vida esté bien, que necesitamos a Cristo porque el si es suficiente para nuestra vida eterna y para nuestra salvación. Muchas cosas satisfacen la carne, pero no el alma, y para que nosotros seamos felices y nos sintamos completos necesitamos a Cristo y todas las bendiciones de su cruz.La provisión de Dios para que estemos bien es Cristo, por eso si no lo recibimos por la fe no saldremos de nuestra desdicha y no serán suplidas nuestras necesidades más profundas. El ofrecimiento de Dios debe ser aceptado por la fe y debe siempre ser la práctica de nuestra fe, es decir, debemos siempre permanecer y perseverar en Cristo, siempre participando de él, porque así es como somos sustentados y saciados todo el tiempo para superar el mal.