Se nos puede ir el deseo de hacer lo correcto cuando pasamos por tribulaciones, porque somos propensos en esos momentos a dejar de lado el propósito de la vida y hasta muchos han llegado a perderle el sentido a la vida. No debemos olvidar que Dios siempre está con nosotros, que sus promesas son fieles y actúa para que nos afirmemos más en el evangelio, porque en Cristo lo que tenemos como esperanza está garantizado.
«Lo que Dios permita como parte de su voluntad siempre tendrá un buen propósito, aunque lo que nos toque vivir sea difícil. Dios sabe lo que hace y cómo lo hace, por esto es por lo que no debemos dejar de hacer el bien por enojo contra Dios, o ya sea porque caigamos derrotados por las circunstancias. Hacer siempre lo que es correcto pese a las dificultades nos dará la tranquilidad de que si nos toca sufrir esa es la voluntad de Dios y cuando eso suceda tendremos sus bendiciones.»
En esta vida y en el mundo todos los seres vivos sufrimos, y nosotros los seres humanos padecemos por la consecuencia de nuestros pecados. Esto debemos tenerlo siempre presente para que no pensemos que Dios nos debe algo y para que no creamos que estamos en posición de reclamare algo a Dios. En verdad, siempre debemos ser agradecidos con Dios porque todo el bien que recibimos procede de su amor, a aún cuando sufrimos por su voluntad también es por un buen propósito.Pongamos nuestras cargas en Dios y sigamos adelante en el camino de la fe, encomendemos nuestra vida en su gracia y estemos contentos porque ahí ni el pecado ni la tribulación nos podrán destruir, ni logran que perdamos la salvación o la vida eterna. Hagamos contentos la voluntad de Dios, aceptemos sus designios y vivamos para su gloria esperando siempre sus favores, porque él siempre es bondadoso con quienes se someten voluntariamente confiando y obedeciendo en Cristo. Así que, Aun en los peores momentos hagamos el bien y seremos bendecidos.