Dios quiere que tengamos más fe

La fe en Cristo nos permite acceder a la gracia de Dios, podemos disfrutar las bendiciones espirituales y en este ejercicio de la fe podemos glorificar a Dios haciendo su voluntad. Sólo cuando tenemos fe podemos tratar a las personas con un corazón de bondad, porque con la fe podemos reconocer lo bueno que es Dios con nosotros y podemos obedecer a Dios quien también espera que seamos buenos con todos hasta ser indulgentes, es decir, por la fe podemos perdonar a los que nos ofenden.

“Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe. Entonces el Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería.” Lucas 17:5-6 RVR1960

Algunas veces reducimos la fe sólo al hecho de que la fe sirve para que Dios haga grandes cosas para nosotros, y para que Dios nos de sus bendiciones. En verdad, por la fe Dios quiere hacer grandes cosas con nosotros en su reino y Dios espera que muchos reciban de nosotros bendiciones como parte de nuestra dependencia en él, y por nuestra confianza y obediencia. La fe nos permite estar en armonía con lo que Dios quiere en nosotros y con nosotros al confesar a Cristo como nuestro Salvador.La fe nos permite aferrarnos a Cristo, y así Cristo en nosotros es el poder que nos libera del mal y nos ayuda a vencer en la vida diaria. El mal siempre se opondrá para que no hagamos el bien que Dios quiere que hagamos, y para que en nuestras adversidades no confiemos en Dios y no esperemos más en sus promesas. Por la fe pueden suceder grandes cosas, pero principalmente estas grandes cosas tienen que ver con los cambios en nuestros corazones en el proceso de la restauración y con nuestra disposición para honrar a Cristo en todo, viviendo sólo para él.La manifestación de una vida de fe se deja ver en el cambio de nuestras vidas y en las obras de nuestra vida diaria. La persona sin fe está muerta espiritualmente y la fe que no tiene obra no es genuina en Cristo, está muerta y por lo mismo no sirve para recibir bendiciones espirituales. Si con la fe podemos mover grandes montañas, lo más importante es que nuestro corazón sea movido a Dios para amarlo y al ser humano para hacerle bien. Pidamos a Dios que nos aumente la fe.

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