Que los deseos de nuestro corazón sean los deseos de Dios

Necesitamos un corazón perdonado, consagrado y centrado en el evangelio así nuestra vida estará en armonía con el corazón de Dios y andaremos en la senda que trazó como propósito para nuestra vida. Dios nos da la capacidad con el evangelio para que podamos planear en el reino de Cristo y para Cristo, así tendremos la verdadera prosperidad de la vida. Nuestra confianza para la vida debe estar en Cristo, en su sacrificio y en la seguridad de que Dios nos ha hecho el bien mayor a través de él y nos ofrece todas las promesas.

«Agradezcamos a Dios por la vida y por lo que nos permite hacer, confiando que nuestro futuro y planes en las manos de Dios serán prósperos. Hagamos que nuestra vida sea el culto de alabanza para Dios mientras nos ocupamos en las actividades de la vida diaria con total responsabilidad y obediencia en Su Palabra, considerándola como la regla para el ejercicio y desarrollo de la fe. La vida que Dios recibe y la adoración que le honra es mediante la fe, y esta fe debe estar puesta en Cristo, creyendo en la palabra y obra de Cristo para que tengamos confianza en los resultados de su cruz y confiando en las promesas.»

Orar a Dios para buscar su dirección es también una bendición que no debemos despreciar, porque la manifestación de que Cristo es nuestro Salvador nos hará buscar la ayuda de Dios en su nombre. Por esto, en la planeación de todo lo que queremos hacer y en la ejecución de esto no debe faltar el clamor. También la oración muestra nuestra dependencia con humildad ante Dios, quien es el Creador de nuestra vida, el diseñador de nuestros propósitos y el que determinó el fin de nuestra existencia. La vida de oración basada en los méritos de Cristo en la cruz es de gran bendición, porque Dios nos responderá precisamente por lo que Cristo hizo para agradarlo en lugar de nosotros y para cumplir todas las demandad de su ley.Cuando tenemos comunión con Dios vamos a conocer más el deseo de Dios para nuestra vida y a través del evangelio nos ayudará a desear lo que Dios desea para nosotros, también nos hará diligentes para buscar todo por medio de Cristo. Lo que Dios quiere para nuestra vida es bueno y suficiente, pero también eso es necesario para que estemos bien. Por lo tanto, el que anhela mas de lo que Dios quiere para su vida se afanará y acarreará mas aflicciones a su vida, y el que no es dedicado para buscar lo que Dios tiene en su voluntad para su vida será pobre espiritualmente y no estará bien. A sí que, vivir conforme a los deseos de Dios nos hará bien, porque los deseos de Dios para nuestras vidas son buenos y le glorifican.

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