Dios nos dio a conocer Su Palabra a través de las personas que él quiso usar, las cuales fueron seleccionadas y dirigidas por el Espíritu Santo, quien con absoluta sabiduría los inspiró, para que escribieran sólo lo que Dios quería comunicar con propósitos de salvación en Cristo. El Espíritu Santo fue el encargado de recordar siempre las Palabras de Jesús para que sean conservadas, y guio a los escritures en toda la verdad, para que así podamos conocer a Cristo, creamos en él y recibamos la vida eterna.
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” 1 Timoteo 3:16-17
La Biblia vino de Dios, el es el autor y él mismo la hace eficaz. La utilidad de la Biblia es para los buenos propósitos de Dios, porque así llega a nuestro corazón con la buena noticia de nuestra salvación en Cristo. Dios revela todas las promesas para que estemos bien ahora y siempre, y con sus mandamientos nos guía en el ejercicio de la fe, cosa que nos hace disfrutar de él y gozar de todas las cosas que nos da. La Palabra de Dios es aliento de vida para nosotros, así como de él salió nuestra vida y el sustento para la misma.
Jamás existirá otro libro como la Biblia, porque todo lo que ella contiene está completo, es una revelación concluida en cuando a la salvación se refiere. El poder de la Escritura radica en su autor, la perfección de esta también es dada a conocer, porque todo lo dicho en ella se cumple y porque siempre permanecerá, aunque sus enemigos sean incalculables. Esta palabra de Dios nos señala a Cristo como el único medio de salvación, nos enseña a vivir en Cristo, nos corrige cuando nos extraviamos para que nunca salgamos de la senda correcta.
Ningún otro libro es capaz de hacernos vivir al agrado de Dios, porque cada Palabra penetra hasta lo profundo del ser, toca nuestras emociones e intenciones para amoldarnos al deseo de Dios. Es la Palabra de Dios escrita con la que somos convencidos a confiar en la justicia de Cristo y nos transforma para vivir la justicia. Dios siempre obrará en nosotros para nuestro bien con las Sagradas Escrituras y con ellas mismas nos perfeccionará para ser de bendición en otros, ya que el propósito de Dios es crearnos como nuevas criaturas para cosas buenas. Por lo tanto, consideremos que, la Biblia le hace bien a nuestra vida como ningún otro libro.