No despreciemos las bondades que Dios nos da en Cristo

La riqueza de la gracia de Dios es por medio de Cristo, por eso hay que aprender a buscar en Cristo todas las cosas, teniendo la seguridad de que nada mejor hay que los favores de Dios con los que nos otorga gratuitamente todas las cosas, principalmente la salvación.

“¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia;” Romanos 2:4-8 RVR1960

Dios hizo todo lo que se requiere para pasar por alto nuestros pecados, pues él mismo puso a Cristo en la cruz para derramar sobre él su ira, aunque también debemos saber que Cristo voluntariamente quiso estar ahí como nuestro sustituto, es decir, ocupando nuestro lugar.

Dios nos guía al arrepentimiento porque es bueno y porque nos ha dado a Cristo para recibir el perdón por medio de su obra en la cruz; Cristo ya pagó con su vida lo que nosotros deberíamos pagar, él murió como castigo por nuestros pecados y nos presenta ante Dios, quien también por la sangre de Cristo sentencia a favor de nosotros, quitando todos los cargos que había sobre nuestra vida por violar su ley. Más todo aquél que desprecie a Cristo sufrirá la ira de Dios y recibirá la condenación eterna por sus pecados, pues al no ser justificados en Cristo será hallado culpable y pasará la eternidad bajo el calor de la ira divina.

Si Dios es rico en su bondad y paciente para con nosotros aprovechemos esto para reconocer nuestra falta, con la total seguridad de que aun cuando nuestros pecados sean muchos él nos perdona y acepta. No anhelemos las cosas de este mundo como para ocupar nuestras vidas en esto pasajero, ni vivamos para este mundo que pronto pasará.

Que nuestra vida sea guiada por la verdad del evangelio, porque sólo así podemos tener comunión con Dios y vivir justificados y para su gloria, ya que  un día daremos cuentas a Dios en el juicio final y recibiremos conforme hallamos hecho, y es que sin Cristo las obras humanas siempre serán en contra de Dios, pero en Cristo somos preparados para buenas obras, y todo esto es sólo porque Dios es bueno.

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