Nuestra vida debe afirmarse al recordar todas las cosas que Dios ha hecho y está haciendo, pero todo esto también nos debe permitir tener una esperanza segura, porque Dios siempre ha sido fiel y está cumpliendo todo lo que ha prometido. Nuestras oraciones siempre deben estar cargadas de gratitud y en confianza hay que esperar la respuesta de Dios a cada plegaria. El amor de Dios ha sido sin reservas, pues nos a amado por medio de Cristo el salvador.
Dios nunca nos ha dejado solos, porque en las peores circunstancias de la vida nos ha consolado por medio del Espíritu Santo. Dios nos hace perseverar porque tiene todas las provisiones de su gracia y nos participa de ellas, así debemos mirar el mañana con gozo y esperanza, y por esto mismo hay que servir a Dios de todo corazón. Es preciso ser consientes y constantes en las obras de nuestra fe, no como necesarias para salvación o para pagar lo que Dios ha hecho, sino como resultado de un corazón agradecido que reconoce todas las bendiciones que ha recibido de Dios por gracia.