
Toda la creación es obra de Dios y el buen funcionamiento es el resultado de su sabiduría, así como también quedó reflejado en todo su poder y providencia. Todo lo creó Dios en su tiempo y no faltó nada que fuera necesario en su propósito de hacer las cosas para su gloria y para que sus criaturas disfrutemos de él para siempre. El conocimiento de la obra de creación y de providencia nos debe llevar a la aceptación de la existencia de Dios, a la reverencia y obediencia, pero también, debe llenar de confianza nuestros corazones, al saber que nada es imposible para Dios.
“¡Oh Señor Jehová! he aquí que tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder, y con tu brazo extendido, ni hay nada que sea difícil para ti; que haces misericordia a millares, y castigas la maldad de los padres en sus hijos después de ellos; Dios grande, poderoso, Jehová de los ejércitos es su nombre;” Jeremías 32:17-18 RVR1960
Todas las cosas están bajo el gobierno de Dios en el cielo y en la tierra, por lo mismo, puede hacer que todo sea alineado a su voluntad. Aunque el mal existe Dios no lo creó, pero sí lo permitió, sin embargo, nada ocurrirá con el mal como si este escapara del control de Dios, porque Dios ha provisto de manera misericordiosa la solución para el mal, aun cuando los responsables del pecado sean los seres humanos. Cristo es la respuesta de Dios ante la presencia del mal; Cristo venció a satanás y Dios nos perdona por medio de la sangre de Cristo.La misericordia de Dios es abundante; alcanza a muchos y trasciende de generación en generación. Por medio de la misericordia de Dios en Cristo es que podemos tener comunión y una relación cercana con el Creador Poderoso. Dios hace posible por medio de Cristo la manifestación de su presencia, pues vino a estar entre nosotros, siendo como uno de nosotros y murió en la cruz. La encarnación de Cristo y su muerte en la cruz no podría ser posible, sino se hubiera despojado para habitar entre nosotros.Hoy debemos recibir el evangelio para disfrutar de nuestro Creador y Salvador, para que seamos salvos y tengamos todas las bendiciones que cotidianamente necesitamos. No hay que olvidar que, así como Dios es misericordioso, proveedor y ha mostrado su poder en la obra de creación, también es justo, por lo que, aquellos que no acepten su provisión para salvación, sufrirán su abrazadora ira y condenación, porque jamás pasará por alto la maldad.