
Dios es nuestra defensa, a él podemos acudir y nos protege. Dios conoce nuestra necesidades y peligros, y aunque actúa libre y soberanamente en lo que él quiere, ha determinado que confiadamente le pidamos toda la ayuda. Dios ha establecido a Cristo como mediador perfecto para que siempre seamos atendidos divinamente y para que todas sus promesas de salvación y bendiciones lleguen a nuestras vidas siempre. Debemos sentirnos seguros al depositar nuestras vidas al cuidado de Dios, porque es fuerte y sus hechos son maravillosos.
«El nombre de Dios como Torre Fuerte quedó revelado en la protección que siempre brindó a su pueblo, porque nunca ningún enemigo ha podido derrotar a Dios, porque aun cuando su pueblo cayó en muchas batallas, no fue por la debilidad de Dios, sino por la incredulidad e infidelidad de la nación. Por esto es por lo que, la confianza en Dios es importante, ya que por medio de la fe podemos tener comunión con Dios y podemos aceptar todo lo que él nos da para ser correctamente dirigidos y protegidos.»
La confianza del pueblo de Dios es la misma en todos los tiempos, nuestra fe debe estar puesta en Cristo y la obediencia debe ser a la Palabra revelada de Dios, porque justamente en todos los tiempos Dios nos ha señalado a Cristo a través de la Palabra, como nuestro Salvador, por eso también, en todos los tiempos la fe en Cristo ha sido contada como justicia, ya que Dios nos acepta no por nuestras buenas obras, sino a través de Cristo. El justo se acerca a Dios porque confía en lo que Cristo ha hecho en la cruz, para que recibamos las bendiciones de Dios y no la maldición.
En atención al su pueblo Dios estableció celebraciones y ritos, dispuso lugares y utensilios para usarlos como medios de bendición, para que todos estuvieran bajo la protección divina, pero todo esto, por otra parte, sirvió como sombra y mensaje para anunciar la salvación por medio de Cristo. Ahora por la fe en Cristo podemos tener seguro el amparo de Dios, de tal manera que, aunque caigamos muchas veces ante el enemigo y en las tribulaciones, no seremos destruidos y Dios nos levantará, nos protegerá y nos afirmará en Cristo.