Las aflicciones son oportunas para testificar de Cristo

Las aflicciones del mundo no nos causarán más que sufrimientos pasajeros, pero la gloria de Dios es eterna. Así que, si estamos sufriendo por causa de la verdad no hay que desistir, hay que continuar siendo fieles al evangelio, porque en esto Dios nos honra y nos hace perseverar con el consuelo del Espíritu Santo. Participar de los sufrimientos de Cristo debe ser considerado como una bendición, aunque realmente, nuestros dolores no se comparan a los de Cristo, pero el si nos comparte su gloria.

“Que las personas que nos rodean vean el evangelio en nuestras vidas, como el que nos da vida eterna, esperanza y como el poder de Dios para salvación y para vencer en todo momento.”

Cada vez que el mundo muestra cuanto nos aborrece, tenemos la oportunidad de ser luz en el mundo, de mostrar la alegría que emana al saber que nuestra morada eterna no está aquí, al tener la seguridad de que Cristo mora en nosotros, está con nosotros y nos ayuda a afrontar todo con su poder y su paz. Traigamos al corazón estas palabras; “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” Juan 16:33 RVR1960.

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