Cristo recompensa a sus siervos

En todas las cosas que nos tocan hacer en esta vida, debemos tomar en cuenta a Dios, para hacer todo de manera correcta, e impulsados con el amor, para que todo lo que hagamos, aunque ciertamente beneficie a los seres humanos y tengamos ese propósito, principalmente debemos enfocarnos en Dios como la razón suprema de todo lo que hacemos, porque esto es fundamental para que hagamos las cosas de la mejor manera y en beneficio de nuestro prójimo.

«Cuando Dios es complacido en nuestros roles cotidianos los resultados serán buenos, porque seremos prósperos en el fin de lo que hacemos. Así de esta manera, aunque nuestro prójimo no es complacido, sí es bendecido, porque el único que debe ser complacido es Dios, lo cual es esencial para que en todas las cosas seamos aprobados divinamente, en los medios como en los fines.  Nuestra mala manera de hacer las cosas en este mundo puede ser pasada por alto por las personas encargadas de medir nuestras acciones, pero nunca Dios pasará por alto lo deshonesto, lo que se hace con pereza y sin buenos propósitos.»

Cristo es nuestro Salvador y nuestro ejemplo supremo para hacer las cosas correctamente. Cristo fue perfecto en todo; en su persona en sus palabras y en sus acciones, por esto es por lo que, su obra de redención y con la que somos bendecidos todo el tiempo, se realizó de manera perfecta. Por esto es también, que todas las cosas debemos hacer las para honrar a Cristo, siguiendo su ejemplo y como respuesta a todo lo que hizo para salvarnos. Ninguna de las bendiciones que recibimos de Dios por medio de Cristo son merecidas, sin embargo, Dios honra nuestras acciones cuando lo hacemos todo como siervos de Cristo. Cristo nos promete recompensa por ser servidores suyos, recompensas que son bendiciones para este tiempo, pero también son bendiciones para el porvenir. Esto significa que, podemos estar contentos haciendo las cosas de todo corazón para Dios, honrando a Cristo y edificando a nuestro prójimo. El saber que Cristo recompensa a sus servidores nos debe motivar para servir fielmente, pero también nos debe hacer responsable en esto mismo, porque si Cristo recompensará a los que sirven, entonces también demandará falta de servicio de quiénes son infieles y negligentes.

 

Compartir