Seamos siervos de nuestro Salvador

Con la salvación Dios nos ha dado dones, capacidades y ministerios, todo con el propósito de servirnos mutuamente y para que juntos seamos servidores de Dios en sus planes y propósitos para salvar a otros. No podemos menospreciar a nadie, porque Dios nos hadado bendiciones conforma a su gracia y todos somos útiles para que podemos crecer y perseverar. Nuestra vida debe tener como prioridad siempre servir, agradecer a Dios somo siervos por la salvación que nos ha dado y por todas sus promesas que se cumplen en nuestras vidas.

«El Señor y Señor de todos es Cristo, por él somos lo que somos y servirle es una bendición que nos ha dado como parte de su obra para que se complete en nosotros su deseo y también para que seamos sus testigos en el mundo. No podemos en verdad disfrutar el evangelio sino aceptamos todo lo que Dios nos da. Son esas capacidades espirituales para servir, lo que también nos identifica como verdaderos discípulos de Jesús, pero también el reconocer a los demás como una bendición del evangelio para nuestra vida.»

Debemos dejarnos guiar con total humildad bajo el poder del Espíritu Santo, porque es justamente el Espíritu Santo quien aplica la gracia del evangelio en nuestras vidas y nos dirige para ser verdaderos siervos de Cristo y para que aprendamos a ser ministrados por los demás conforme a la voluntad de Dios. A través del entendimiento más profundo del evangelio y al disfrutar a Cristo nos gozaremos más en todas las cosas que Dios espera como sus siervos.Hagamos uso correcto de todo lo que Dios ha puesto en nuestras manos, porque él espera frutos espirituales y nos pedirá cuantas. Parte de nuestro crecimiento y madures cristiana será el resultado de estar dedicados en la vida para servir a todos y en todo. Jamás podremos ser fieles y eficientes como siervos si no hacemos todo conforme a la palabra del evangelio, como también nadie puede ser siervo si no aprende de la mansedumbre y humildad de Cristo nuestro Señor. Cristo se hizo sirvo para salvarnos, y ahora nosotros como salvados debemos ser siervos de nuestro Salvador.

Compartir