Esperemos a Cristo activos en el ejercicio de la fe

Debemos vivir a la manera de Dios y cada día hay que prepararse para el servicio cristiano. La vida cristiana en Cristo es una vida en donde siempre vamos siendo transformados en nuestro ser, pero también se trata de una vida de acción en el plan de Dios. La vida cristiana no es estática, se trata de un mover diario y de un cambio en dirección del evangelio. Siempre hay que estar atentos a la verdad del evangelio, para que en nuestra vida tengamos el conocimiento claro por el que vayamos creciendo y viviendo nuestra fe en Cristo.

«Nuestra mente debe ser transformada con la verdad de Dios para conocer más su voluntad, para saber lo que le es agradable y para ser convencidos en vivir en su plan y propósito. Todos nuestros pensamientos, deseos y propósitos deben ser los de Dios. Cada una de nuestras decisiones y acciones deben tener la misma dirección de Dios y para esto Su Palabra y el Espíritu Santo nos guiarán. Siempre que tengamos la Palabra de Dios y el Espíritu Santo nos promoverán a Cristo, nos señalarán a Cristo y nos harán estar en él.»

Tengamos la esperanza de todo lo que Cristo nos traerá cuando venga, esperemos seguros la plenitud de todas las cosas y por esto mismo nuestro conocimiento de la verdad debe ser más amplio para que grande sea el gozo por todo lo que tenemos y por lo que esperamos. Tengamos mucho cuidado para no ser desviados de la verdad, sigamos esperando a Cristo porque regresará. Que cada día tengamos más claridad de lo que implica la segunda venida de Cristo, para estar haciendo lo que él espera de nosotros mientras llega ese momento glorioso y único.

Que nuestro entendimiento no sea confundido, ni nos cansemos de servir a Cristo. Mantengámonos atentos a La Palabra de Dios, para que de esa manera profundicemos en el mensaje del evangelio. Que la verdad esté más enraizada en el corazón, para que así tengamos la renovación de nuestra vida y la fortaleza. Que cuando Cristo venga nos encuentre consagrados y sirviendo con la bendición de su gracia y para que nos haga participar de todas manifestaciones de su gracia con la que nos llenará de su gloria. Esperemos con paciencia a Cristo, aferrados al evangelio y siempre activos en la fe.

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