Disfrutemos de Dios sometidos a él de manera voluntaria y reverente

El verdadero conocimiento y la sabiduría están en Dios, quien se ha revelado para que podamos conocerlo y ese conocimiento nos lleve a la comunión con él de manera temerosa. No es que Dios nos cause miedo con su revelación, más bien, nos da confianza para aceptar el ofrecimiento que nos hace, ya que el final de toda la revelación, es que podamos recibir a Cristo, porque Dios nos lo ha mostrado y dado para que sea nuestro Salvador.

«La única manera para estar con Dios, es por medio de Jesucristo, quien ha sido anunciado de manera anticipada como nuestro Mediador con Dios, como el único que nos puede reconciliar y puede lograr que Dios nos perdone. El mensaje del evangelio se recibe con la sabiduría celestial, y estar en el evangelio es vivir sabiamente. Solamente los sabios manifiestan fe y reverencia ante Dios, porque son los que reciben el evangelio para creer en Cristo y para practicar esta fe siempre unidos a Dios.»

La sabiduría, es la única que nos hace humillarnos delante de Dios, reconociéndolo como nuestro Creador y aceptando la provisión que nos da para la salvación, ya que precisamente, también, con la sabiduría, aceptamos nuestra pobre condición espiritual. Cuando estamos en Cristo, esto se hace evidente por nuestra permanencia en la palabra de Dios, para conocer más el evangelio y para que sea la regla práctica de nuestra vida. Es de esta manera como la vida del cristiano se vive en sabiduría, practicando la fe por medio de la palabra y teniendo la dirección correcta.

Con la sabiduría devocionamos nuestras vidas a Dios, porque así lo adoramos, le servimos y aceptamos de manera reverente su santa voluntad. La vida necia es la vida de quienes desprecian a Dios, quienes se rebelan contra Dios para vivir indiferentes a la fe y al evangelio, y por eso estos, permanecen sin las bendiciones eternas y bajo condenación. Por lo tanto, vivamos la vida bajo la sabiduría que viene de Dios, para que conozcamos más a Dios y para que al aceptar a Cristo en nuestras vidas, vivamos en la comunión con Dios disfrutando, mientras estamos sometidos a él de manera voluntaria y reverente.

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