Nuestro destino

Ninguna circunstancia define tu destino, ni tampoco las personas determinan tu calidad de vida. Dios quien nos creó ha determinado un plan, un diseño para vivir, y a pesar de la maldad que hay en el mundo y en el corazón humano, Dios nos ha concedido la esperanza de una vida eterna y gloriosa. Desde sus primeras páginas la Biblia nos muestra el deseo de Dios y nos da a conocer su promesa, la cual ya está cumplida y que nos garantiza el mejor presente y porvenir.

Todos los días podemos ver puertas abiertas y otras cerradas porque Dios está obrando para guiarnos en su voluntad, en su plan y para que recibamos todas las bendiciones espirituales que ha determinado para que disfrutemos la vida. Dios nos ha dado la Palabra para que podamos conocer todo su plan y propósito, ahí encontramos el mensaje central de que Cristo es el Salvador. También tenemos la oración como un recurso espiritual para clamar a Dios, para platicar con él y buscar su ayuda, porque sin su gracia manifestándose en nuestras vidas es imposible gozarnos verdaderamente en la vida.

No dudemos que Dios nos ama y que desea que también nuestra familia disfrute de él. Así que ante los problemas y las dificultades creamos que Dios quiere establecer una comunión con nosotros, porque justamente así es como vamos a disfrutar de ese destino maravilloso con él por la eternidad. Cristo es el medio que Dios nos ha dado para que volvamos a él, para ser guiados en la vida y recibir la vida eterna. Recordemos siempre estas Palabras: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” Juan 14:6

Todo lo que Dios nos ofrece es porque nos ama, no porque lo merezcamos, y Dios nunca cambiará su amor, ni dejará sus planes a medias. Si el amor de Dios dependiera de nosotros y lo mismo su plan, entonces no tendríamos esperanza, pero es que Dios nos amó cuando aún vivíamos en el pecado, de hecho, la manifestación del amor de Dios fue para resolver el problema espiritual de nuestro pecado. Así lo dice la Biblia: Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” Romanos 5:8. Sigamos el plan de Dios para nuestro mejor destino.

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