
Dios es el que puede sanar nuestras emociones, es el que nos puede dar tranquilidad cuando estamos muy inestables por los malos pensamientos y en los sentimientos sin control. A lo mejor estamos mirando a nuestro alrededor para encontrar alivio, o pudiera ser que estamos luchando en nuestras propias fuerzas. Si este es nuestro caso hay que clamar a nuestro Dios aferrados a sus promesas, ya que solamente Dios tiene el poder para lograr lo que por mucho tiempo ha sido imposible para nosotros.
«Dios ministra nuestro corazón con su Espíritu Santo, nos lleva al evangelio para que confiemos que la obra que Cristo realizó nos beneficia en todo, porque así podemos buscar la ayuda de Dios para que terminen las angustias del alma o para que nos ayude a soportar esa situación que nos provocan ansiedades y preocupaciones. Hay que tomar en cuenta, que el origen de los males en el ser humano son las consecuencias por el pecado, así que antes que todo tenemos que asegurarnos, de que nuestra vida ya haya experimentado la gracia del perdón y la reconciliación con Dios.»
Traigamos a la presencia de Dios todos nuestros pesares y descansemos en él, porque lo que siga ocurriendo está en sus planes, pero siempre estará haciendo las cosas para que nuestra vida partícipe de las cosas espirituales y eternas que necesitamos. Los que creemos en Dios tenemos la seguridad de que un día terminarán las penas de nuestro ser, pero mientras eso ocurre hay que estar siempre con el auxilio de Dios, tomando los recursos espirituales para sentirnos seguros, fortalecidos y llenos de esperanza.Que no nos dominen las preocupaciones, tengamos la seguridad en el corazón de que Dios nos está cuidando, pues, aunque ahora nos están ocurriendo cosas difíciles e inesperadas, Dios está ahí, controlando todo de manera soberana para que nuestra vida no sea destruida, sino edificada. Preguntémonos en lo que ahora padecemos ¿puede Dios ayudarme? La respuesta tiene que ser afirmativa, porque él todo lo puede y ha derramado su amor en nosotros. Así que, controlemos las preocupaciones buscando la ayuda en Dios, descansemos en sus promesas confiando que todo está bien porque él está con nosotros.