Estemos sometidos y disfrutando en el reino de Dios

La bendición espiritual del reino de Dios llega a nuestra vida cuando creemos en Cristo, cuando el Espíritu Santo nos ayuda a comprender la verdad del evangelio, nos implanta fe y nos aplica de manera espiritual la verdad de la palabra de Dios. Cuando Dios reina en nuestros corazones nos hace libres del mal, nos da la vida eterna, nos hace sentir siempre su amor y podemos tener comunión espiritual sometidos a su poderosa palabra, la cual tiene toda la autoridad para que sea respetada y vivida.

«Cada día debemos estar orando a Dios para que su reino se manifieste en nuestros corazones, porque así la oscuridad de satanás es disipada, su poder es quebrantado y podemos disfrutar más las riquezas del cielo. La oración es la aceptación humilde y voluntaria de la voluntad de Dios, para que nos conformemos a ella para la gloria de Dios y para la perfección de nuestras vidas. El reino de Dios se recibe con fe y es cuando creemos en Cristo como el Mesías de Dios para salvarnos, porque precisamente él es el Rey que vino a cortar el poder de satanás sobre la humanidad que cree.»

La oración doblega el corazón ante Dios, y esta oración es también para que Dios nos use como siervos de su reino en el mundo; que con la manera de vivir seamos testigos de Cristo y que también los atrevamos hablar en mensaje del evangelio, para que de esa manera los corazones y los lugares sean conquistados con el reino de Dios. Debemos tener en cuenta que el mundo y satanás se opondrán a nosotros y buscarán provocarnos aflicciones, pero confiemos que el reino de Dios jamás caerá y que ahí estaremos guardados eternamente.El reino de Dios en la vida nos transforma y nos ayuda a mirar más lo eterno y celestial, renunciando a este mundo en donde no está nuestra morada final. El reino de Dios nos llena de la fuerza que se necesita para enfrentar la lucha de todos los días ante el mal, porque el mundo busca implantar en el corazón ese sistema que se opone a Dios y que lleva a las personas por el sendero de la maldición. Vivamos cada instante para la gloria de nuestro Soberano Rey mientras disfrutamos de su reino eterno.

Compartir