El amor a Cristo se refleja ante las personas

El propósito de nuestra vida debe ser el dar amor, ser de bendición en todos porque ese es el deseo de Cristo. Nuestra buena relación en el evangelio tiene como fin que seamos mutuamente edificados en Cristo, por eso también debemos convertirnos en esos testigos del evangelio quienes demos a conocer la verdad que transforma la vida y que hace que las personas disfruten el supremo bien de la salvación.

“Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.” Juan 21:17 RVR1960

Cristo nos ha salvado con su obra en la Cruz y por su gracia nos ha capacitado como miembros de su cuerpo, porque quiere que mutuamente nos cuidemos en nuestro crecimiento espiritual y perseverancia. Hay que tener esa visión espiritual y amplia que Cristo encomendó, pues hay que llevar la buena noticia por todo el mundo y hay que estar dispuestos a mostrar su amor a todos y en todo, es decir, no importa si las personas merecen el amor o no, y tampoco debemos limitar nuestro amor por las circunstancias.

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