Dios nos recibe como hijos por su grande amor

Podemos ser hijos de Dios porque él decidió amarnos, ninguno de nosotros merecía el amor de Dios, sin embargo, por su libre voluntad decidió sacarnos de la perdición en la que estábamos para darnos un lugar en su presencia santa, cuando estábamos lejos quiso acercarnos a él y todo esto lo hizo por medio de Cristo. El amor de Dios no significa que haya pasado por alto nuestros pecados así nada más, sino que resolvió este problema espiritual por medio del sacrificio de su Hijo amado.
«El castigo que nosotros merecíamos Cristo lo recibió, y la obediencia perfecta que Dios debe recibir por parte de nosotros Cristo la llevó a cabo. Así que, absolutamente somos recibidos por Dios como sus hijos por todo lo que Cristo realizó, por eso podemos decir categóricamente que sin Cristo nadie puede llegar a Dios y recibir toda herencia celestial.»
Para nosotros los cristianos el amor de Dios es la garantía de que todo estará bien en nuestras vidas, porque con su amor Dios obra para eso. Por el amor de Dios recibimos lo que necesitamos y siempre nos hará bien, porque el es el Padre celestial quien nos ama con amor eterno y por eso nunca renunciará a nosotros ni nos abandonará. Cuando estemos pasando por momentos muy difíciles pensemos en el amor de Dios, para que satanás no nos haga pensar en un Dios que no tiene cuidado de sus hijos.
Hay que aceptar que todo sufrimiento es por causa del pecado que recibimos como herencia de nuestros primeros padres y que Dios nos ha liberado de la consecuencia mayor; del sufrimiento y, además, Dios nos fortalece para soportar y un día terminarán nuestros pesares, y todo esto por el amor con el que Dios nos ha amado. Consideremos también que, el mundo nos va a despreciar, porque no viviremos conforme a su manera, sino de acuerdo con la voluntad de nuestro Padre y nuestro hogar eterno no está aquí, sino en su gloria celestial. Disfruta el grande amor que nos hace disfrutar de Dios como nuestro Padre celestial y eterno.