Aunque satanás ya fue derrotado por Dios se levanta en batalla todos los días contra nosotros, por esto resulta necesaria la fuerza de Dios en nuestras vidas
Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes. Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. ¡Pecadores, límpiense las manos! ¡Ustedes los inconstantes, purifiquen su corazón! Santiago 4:7-8 (NVI)
Nadie puede vencer a satanás con sus propias fuerzas y con sus propias armas. Satanás sólo puede ser vencido por quienes permanecen sujetos a Dios; estos son los que permanecen en la verdad y en la santidad, los que son diligentes en la comunión cercana, constante y creciente con Dios, los que se ejercitan en la fe mediante el servicio activo en la obra de Dios.
Satanás se enseñorea en donde hay perversidad y mentiras, pero en donde solo hay verdad y pureza, satanás jamás tendrá un lugar. Hoy debemos consagrar nuestras vidas a Dios y vivir siempre en la verdad, de este modo satanás emprenderá la huida de nuestras vidas.
La Biblia también enseña:
“El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha estado pecando desde el principio. El Hijo de Dios fue enviado precisamente para destruir las obras del diablo.” 1 Juan 3:8 (NVI). Los que aún son esclavos del pecado, hoy pueden ser libre, en la sangre de Cristo las cadenas que te atan pueden ser rotas para que ya no vivas para agrado de satanás por el pecado.
“Les escribo a ustedes, padres, porque han conocido al que es desde el principio. Les escribo a ustedes, jóvenes, porque han vencido al maligno. Les he escrito a ustedes, queridos hijos, porque han conocido al Padre.”1 Juan 2:13 (NVI). Es preciso entonces que, solo a través del conocimiento de Dios, es decir, mediante la verdad podemos vencer al que constante mente busca destruir nuestras vidas. Sujetémonos a Dios nuestro Padre y nos defenderá del maligno como el padre amoroso que protege a sus hijos.