Cristo rompe las cadenas que nos atan al mal y a la miseria

En Cristo somos verdaderamente libres del dolor, castigo y muerte que provoca el pecado

Jesús les dijo a los judíos que habían creído en él: —Si ustedes se mantienen fieles a mi palabra, serán de veras mis discípulos; conocerán la verdad, y la verdad los hará libres. Ellos le contestaron: —Nosotros somos descendientes de Abraham, y nunca hemos sido esclavos de nadie; ¿cómo dices tú que seremos libres? Jesús les dijo: —Les aseguro que todos los que pecan son esclavos del pecado. Un esclavo no pertenece para siempre a la familia; pero un hijo sí pertenece para siempre a la familia. Así que, si el Hijo los hace libres, ustedes serán verdaderamente libres. Juan 8:31-36 (DHH)

El arma más fuerte de satanás es la mentira, esclaviza en el pecado a través de la mentira, pero con la verdad podemos resistirlo y atacarlo. Jesús es la verdad, el vino hasta nosotros para liberarnos de nuestra condición de pecado y de condenación. Sólo Jesús pudo romper las cadenas de satanás y del pecado que atan a la humanidad, el que por la fe recibe a Jesús y acepta su obra de redención en la cruz queda libre del pecado y del castigo por la culpa.

Nadie puede liberarse por su propia fuerza del dolor y de la muerte que provoca el pecado, hoy es un buen tiempo para aceptar el ofrecimiento de Dios en Cristo, para que las cadenas que nos atan sean quebradas por el poder de la sangre de Jesús. Ni siquiera una religión puede dar libertad a las personas, incluso, satanás está usando a muchas religiones para trabajar mediante la mentira, mientras muchas almas se pierden en una vida solamente religiosa.

La vida cristiana es relación con Dios a través de Cristo, recibiendo a Cristo y su obra es como podemos ser hijos de Dios, y los hijos de Dios no son ya más esclavos de satanás ni del pecado, en Cristo podemos vivir la libertad y estar firmes, porque en él somos más que vencedores, su victoria sobre satanás, el pecado y la muerte es nuestra cuando nos hacemos unos con él y con el padre, cuando somos constituidos por su gracia parte de la familia, y en una cercana intimidad con Dios somos real sacerdocios. Así que, seamos libres y siempre libres en el poder y en la sangre de Cristo.

La Biblia también dice:

Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. 2 Corintios 3:17 (RVR 1960).  Cristo nos dio libertad para que seamos libres. Por lo tanto, manténganse ustedes firmes en esa libertad y no se sometan otra vez al yugo de la esclavitud. Gálatas 5:1 (DHH)

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