
No perdamos la bendición de Dios por la negatividad para no amar a todos por igual
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. 1 Corintios 13: 4-6 (RVR1960).
El amor siempre muestra un anhelo benevolente, es decir, revela a través de las acciones toda clase de bien, es por esto que el amor se basa siempre en lo que es correcto. Cuando procuramos dar amor crecemos en una vida justa y correcta, además, es así como podemos ir edificando nuestra vida en el cimiento de la verdad, eso nos vuelve inconmovibles, porque este es el modo de ir creciendo teniendo a Dios como fundamento.
El amor permite alegrarnos cuando a otro le va bien, aunque nosotros estemos en momentos difíciles, pero también, cuando las cosas nos salen bien el amor nos libra del orgullo y de la arrogancia, por lo mismo, amar nos permite enfocarnos en las personas como valiosas, más que en las cosas.
Cuando estamos aprendiendo amar, nuestro carácter es transformado de rudeza a suavidad, lo mismo nuestro corazón es más sensible ante las necesidades de los demás y aun los que nos hacen daño reciben nuestro bien con acciones y con peticiones delante de Dios en favor de sus vidas, este es el tipo de amor de Dios, el cual nos fue aplicado y enseñado por Cristo nuestro amoroso salvador.
No hay amor si no conocemos la verdad y si no actuamos con justicia, si decimos que tenemos la verdad y que practicamos la justicia, pero no mostramos amor, somos mentirosos. Hoy es un buen tiempo para saber qué tan verdaderos y justos somos, mediante un análisis de lo genuino y profundo de nuestro amor.
La Biblia también dice:
“Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia, 13 de modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes. Por encima de todo, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto.” Colosenses 3:12-14 (NVI).
“Nosotros amamos porque él nos amó primero. Si alguien afirma: «Yo amo a Dios», pero odia a su hermano, es un mentiroso; pues el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios, a quien no ha visto. Y él nos ha dado este mandamiento: el que ama a Dios, ame también a su hermano.” 1 Juan 4:19-21 (NVI).