Podemos ser salvos únicamente por el poderoso evangelio

Cristo es el evangelio, fuera de él no hay salvación, y al poner nuestra fe en el somos liberados del poder espiritual de satanás, de todo lo que nos ata al pecado y a la muerte como maldición. Por esto mismo,  todo ofrecimiento para salvación que no sea mediante Cristo es mentira de satanás para perdición.

“No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para que todos los que creen alcancen la salvación, los judíos en primer lugar, pero también los que no lo son. Pues el evangelio nos muestra de qué manera Dios nos hace justos: es por fe, de principio a fin. Así lo dicen las Escrituras: «El justo por la fe vivirá.»” Romanos 1:16-17 (DHH94I)

Solo el evangelio puede liberarnos del poder del pecado; Cristo Jesús venció a satanás la fuente del pecado. Esta misma gracia sigue hoy operando en nuestras vidas para ser cada día transformado a la imagen de Cristo, porque aunque ya somos libres del pecado y de su consecuencia, aún tenemos una lucha contra el mal y en Cristo perseveramos hasta el día  en que seamos glorificados al recibir un nuevo cuerpo inmortal e incorruptible.

Sólo el evangelio puede cambiar vidas, y podemos obtener el perdón de cuales quiera que sean nuestros pecados. Por la gracia del evangelio Dios nos hace justos, es decir, borra nuestros pecados, y además, nos da la fe para poder creer en Cristo y permanecer en comunión con él hasta su segunda manifestación en su reino; hasta que venga por su pueblo para reunirlos a todos de todas partes del mundo, de todas tribus y naciones. Por la gracia del evangelio tenemos la fe que nos hace perseverar hasta el final. 

Sigamos viviendo bajo el poder del evangelio y dispuestos siempre como instrumentos de Cristo para que el evangelio sea conocido por otros, hagamos la labor de testigos de Cristo para que otros también sean liberados del poder del pecado, no nos avergoncemos de dar testimonio de lo que Dios ha hecho en nuestras vidas a través de Cristo, en lugar de vergüenza, llenémonos de gozo por la gracia recibida mediante la persona y obra de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

La Biblia precisa bien sobre el poder y la autoridad de Cristo quien es el evangelio que salva y transforma: “y cuán incomparable es la grandeza de su poder a favor de los que creemos. Ese poder es la fuerza grandiosa y eficaz que Dios ejerció en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos y lo sentó a su derecha en las regiones celestiales, muy por encima de todo gobierno y autoridad, poder y dominio, y de cualquier otro nombre que se invoque, no solo en este mundo, sino también en el venidero. Dios sometió todas las cosas al dominio de Cristo, y lo dio como cabeza de todo a la iglesia. Esta, que es su cuerpo, es la plenitud de aquel que lo llena todo por completo.” Efesios 1:19-23 (NVI)

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